El pintar sobre un ser vivo sometido al ciclo de nacer, crecer y morir, representa también lo transitorio, lo efímero. Los árboles mudan de piel, se les cae la corteza, envejecen, mueren, desaparecen. Estos árboles pintados, casi como guerreros preparándose para salir a combatir, tienen la grandeza de lo que no ha de sobrevivir. Como decía Blas de Otero en Ancia (¡qué necesitados estamos de poetas!):
De tierra y mar, de fuego y sombra pura,
esta rosa redonda, reclinada
en el espacio, rosa volteada
por la manos de Dios, ¡cómo procura
sostenernos en pie y en hermosura
de cielo abierto, oh inmortalizada
luz de la muerte hiriendo nuestra nada!
La Tierra: girasol; poma madura.
Pero viene un mal viento, un golpe frío
de las manos de Dios, y nos derriba.
Y el hombre, que era un árbol, ya es un río.
Un río echado, sin rumor, vacío,
mientras la Tierra sigue a la deriva
oh Capitán oh Capitán, ¡Dios mío!
esta rosa redonda, reclinada
en el espacio, rosa volteada
por la manos de Dios, ¡cómo procura
sostenernos en pie y en hermosura
de cielo abierto, oh inmortalizada
luz de la muerte hiriendo nuestra nada!
La Tierra: girasol; poma madura.
Pero viene un mal viento, un golpe frío
de las manos de Dios, y nos derriba.
Y el hombre, que era un árbol, ya es un río.
Un río echado, sin rumor, vacío,
mientras la Tierra sigue a la deriva
oh Capitán oh Capitán, ¡Dios mío!
En esta casa de la calle Viena es donde Trotsky sufriría dos atentados, uno de los cuales le provocó la muerte. El revolucionario siempre hablaba de la importancia del trabajo manual, de que el hombre debía trabajar con sus manos además de pensar. En la casa de la calle Viena se dedicó a criar gallinas y conejos, y a plantar cactus que recogía en las montañas del valle de México. Le dedicaba horas al cuidado de los animales, y en ocasiones en plena tarea le surgían ideas y teorías que plasmaría en los papeles de su estudio.
ResponderEliminarwww.poramerica.blogspot.com
Un excelente posteo.
ResponderEliminarSalud por lo efímero & el aquí y ahora!